about
Esta historia inventada une a mis dos abuelos
durante la Guerra civil, en una fuga real.
Sirva de homenaje a toda esa generación.
A Pedro Luis, Jose Manuel, Antonia y Magdalena.
lyrics
EL MUCHACHO DE LA GORRA
Aquella noche nunca dijeron que lloviera,
pero el agua caía en contra de los Nacionales.
Trasladaban a prisioneros de cárceles regionales
y en la plaza de toros les ponían entre rejas.
Pedro Luis uno más de los rojos, un joven carpintero
al buscarle dejó el martillo y les siguió.
Le apresaron y va de aquí p’allá de El Escorial a Badajoz,
pasó tres años humillado como tantos otros prisioneros.
En uno de estos traslados reconoció donde se encontraba,
era la plaza del pueblo vecino donde compraba la madera.
En un descuido de los guardas echó a correr por una ladera
iba a intentar llegar a su pueblo siguiendo el Guadiana.
Corre, Pedro corre, gritó el camarada Roberto
antes de que su voz callara por un disparo.
Escuchaba pasar las balas cuando se tiró bajo el puente
y al nadar libre lloró ahí se supo a salvo.
No sabemos si era de noche si era primavera
ni cómo estaba la temperatura del río.
En las horas de luz se escondía entre los cultivos,
fueron tres días de huida para él una vida entera.
Para Antonia él era el muchacho de la gorra
una campesina con la que hacía meses hablaba.
Casi le daba por muerto cuando le soñó una madrugada
le vió en el umbral mojado, débil y con los ojos en sombra.
Y déjenme soñar igual que aquella noche mi abuela
si él se salvó esta historia merece un bonito final.
Molina le vigilaba con el fusil preparado para disparar
mientras fumaba le indicó con la cejas por donde escapar, venga fuera.
Corre, Pedro corre...
Pedro Luis ya no está y con él perdimos
canciones, tantas historias y sus mandamientos.
Cuántas veces pretendo seguir su camino
y estoy perdido no sé por donde pisó el abuelo.
Aquel Octubre en que se iban a casar mis padres
treinta años después se reconocieron en seguida.
El uno era para el otro, el fantasma puntual de las visitas,
fumaron juntos lo que no pudieron aquellas tardes.
Llegaron a decir “mirad a los dos abuelos
nadie diría que lucharon cada uno en un bando
parece se conocieran desde hace mucho tiempo”
y ellos no hacen caso y hablan mientras lían tabaco.
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