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Paseo de la Esperanza, 35.

by David Durán

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1.
01. El Loco 04:06
El Loco El loco como cada mañana abandona la residencia a las nueve y veinte sin intenciones ni itinerarios haciendo que toma fotografías por única compañera lleva la risa, saluda sin conocer a la gente y es libre hasta que le toca a las dos tomar su medicina. Como no tiene dinero para el casino entra a El Corte Inglés a la sección de niños de todos los juguetes él se queda con la ruleta le gusta hacerla girar vueltas y vueltas y si no gano esta vez se dice me quito el bigote y me cambio el apodo de “El Loco” por “El tonto del bote”. Le gusta venir al bar donde trabajo a degustar el vino de garrafa y disimula al pagar de menos la bebida haciéndose pasar por más loco que nunca y se marcha a la estación de autobuses con ésa, su última victoria fuera de casa y busca colillas entre equipajes, en papeleras, por las basuras. El loco movido por un extraño impulso una tarde hizo autostop en la Nacional-1 montó en un coche extranjero alegando que era turista y dejó una ciudad huérfana de vida y si no gano esta vez se dijo me quito el bigote y me cambio el apodo de “El Loco” por “El tonto del norte”. Asusta a las palomas luego les pide consejo a los niños les gasta bromas canta en los trenes de obreros prepara atracar un quiosco y repartir las chucherías ver alegres los rostros aunque se nuble el día. Con su marcha qué serios nos quedamos no hay nadie que sonría en el urbano y el resto de nosotros, los locos sin residencia nos quedamos haciendo girar la misma ruleta y si no gano esta vez me digo me dejo el bigote y me cambio el apodo de “El Loco” por “El tonto del bote”.
2.
Si ella supiera… Cada noche en un pequeño cuarto entre póster de los Ramones hay alguien que distraído se acuesta e ignora la tele. De cara a la pared susurra una oración entre dientes a la ganadora de un concurso de belleza local. Minuciosamente la buscó por los diarios comarcales hizo un álbum con los recortes que encontró por las revistas y un cuadro con la foto oficial en un marco de madera y es lo primero que ve al levantarse Si ella supiera, ay, si ella supiera que están tatuadas, muy cerca, sus iniciales del corazón que cada encuentro le paraliza la palabra que sus ojos son los que hablan, si llegara a saberlo no dudaría en corresponder esos silencios con un sirimiri de besos. Se fuma su cigarro de secretos y castillos de arena, reinventa la historia que pudo ser si le hubiera cogido la mano; porque fue un despiste no decir nada ahora guarda bajo llave mil frases tesoros escondidos esperando, ojalá, una nueva oportunidad. Si ella supiera, ay, si ella supiera no se borró el tatuaje, no se alivió su corazón que cada encuentro le paraliza la palabra que sus ojos son los que hablan y él la mira su retrato de Reina del Barrio 2006 si ella supiera que está en la cabecera de su cama si llegara a saberlo no dudaría en corresponder esos silencios con un sirimiri de besos.
3.
EL MUCHACHO DE LA GORRA Aquella noche nunca dijeron que lloviera, pero el agua caía en contra de los Nacionales. Trasladaban a prisioneros de cárceles regionales y en la plaza de toros les ponían entre rejas. Pedro Luis uno más de los rojos, un joven carpintero al buscarle dejó el martillo y les siguió. Le apresaron y va de aquí p’allá de El Escorial a Badajoz, pasó tres años humillado como tantos otros prisioneros. En uno de estos traslados reconoció donde se encontraba, era la plaza del pueblo vecino donde compraba la madera. En un descuido de los guardas echó a correr por una ladera iba a intentar llegar a su pueblo siguiendo el Guadiana. Corre, Pedro corre, gritó el camarada Roberto antes de que su voz callara por un disparo. Escuchaba pasar las balas cuando se tiró bajo el puente y al nadar libre lloró ahí se supo a salvo. No sabemos si era de noche si era primavera ni cómo estaba la temperatura del río. En las horas de luz se escondía entre los cultivos, fueron tres días de huida para él una vida entera. Para Antonia él era el muchacho de la gorra una campesina con la que hacía meses hablaba. Casi le daba por muerto cuando le soñó una madrugada le vió en el umbral mojado, débil y con los ojos en sombra. Y déjenme soñar igual que aquella noche mi abuela si él se salvó esta historia merece un bonito final. Molina le vigilaba con el fusil preparado para disparar mientras fumaba le indicó con la cejas por donde escapar, venga fuera. Corre, Pedro corre... Pedro Luis ya no está y con él perdimos canciones, tantas historias y sus mandamientos. Cuántas veces pretendo seguir su camino y estoy perdido no sé por donde pisó el abuelo. Aquel Octubre en que se iban a casar mis padres treinta años después se reconocieron en seguida. El uno era para el otro, el fantasma puntual de las visitas, fumaron juntos lo que no pudieron aquellas tardes. Llegaron a decir “mirad a los dos abuelos nadie diría que lucharon cada uno en un bando parece se conocieran desde hace mucho tiempo” y ellos no hacen caso y hablan mientras lían tabaco.
4.
Insomnio Blues Si no tuviera que dormir ni de noche ni de día tendríamos que aprender a soñar despiertos... Vivir sería un programa sin interrupciones sin tener que tragar anuncios tontos de compresas trocaría la rutina por placeres que dejo a medias. Escribiría miles de canciones a este amor desafinado y junto al tazón del desayuno dejaría un “te quiero” por las mañanas sería un astronauta extraviado por los lunares de tu espalda buscaría en las estrellas los dibujos de tu piel. Si no malgastara noches, si no tuviera que dormir al parquímetro de la cama dejaría de echar mil horas levantarían polvareda mis carreras por la playa. Ocuparía butaca en las últimas sesiones de cine me empadronaría en un poema, un beso o un parque me inventaría quimeras y calores fugaces. Intentaría ser un reincidente habitual en tu cama mezclaría burbujas de champán con la espuma del baño la arena del maldito reloj dormiría en una maceta y la prisa sería el nombre de una flor. Si no tuviera que dormir ni preocuparme por el descanso volvería a mis discos de jazz, leería completo a Saramago borraría siesta y pijama del diccionario. Ordenaría mis montañas de discos por fecha de nacimiento viajaría recorriendo con el dedo los mapas me bebería una paga extra con viejos amigos. Presenciaría un amanecer al día por lo menos diseñaría castillos de arena, limpiaría el óxido de mi biografía jugaría a reconocer animales en las nubes me quedaría a tu lado viéndote dormir. Aunque malgastara el leve duermevela después del amor y me perdiera el placer del desayuno recién levantado esquivando esta realidad evitaría tomas falsas de la noche aunque a veces dormir traiga fotogramas dulces. Si no tuviera que dormir ni de noche ni de día tendríamos que aprender a soñar despiertos...
5.
Una Mujer Llamada Guitarra Yo también una vez tuve mi propia Amanda montada en los columpios de la plaza alguien que me esperaba como la buena de Penélope tanta gente mirándola que no supo reconocerme. Pero el cuento más repetido en mi autobiografía son las mujeres que llegan tipo Eva María se van buscando no sé si el sol o la playa y me quedo con esa mujer llamada Guitarra. Incluso conocí a Alicia casi con labios perfectos me daba lo contrario por culpa del espejo si yo pan ella tostadas, yo mantequilla ella mermelada si yo cama ella se abrazaba fuerte a la almohada. También quise probar la velocidad de una estrella pedí billete una noche y volé con María en un cometa, luego pasó a ser canción ya ni su cara recuerdo, y mi guitarra celosa, llora al cantarla en cada concierto. Hubo puertas que rebasé sin que abriera nadie hubo viajes de los que debí volver mucho antes pero siempre estaba, cerca de mi cama sufriendo, paciente mi guitarra. Soledad vino a mí para ocupar mis ratos libres tan amplios que me daba tiempo a pasar tres gripes, hubo Marietas que no me dieron ni una pizca de su olor y yo allí con mi flor haciendo el gilipo... Una relación sin baches aunque a veces hay enfados pero al unirnos siempre lo hacemos con las dos manos vuelvo a conectar con el dial de su alma; yo me quedo con esa mujer llamada Guitarra.
6.
TRISTE MARÍA Tenues luces pintan asfalto y paredes, sin azúcar el café para una vida sin ilusiones, en la penumbra se dan rimel tres o cuatro mujeres los ojos son la puerta que reflejan corazones. El alma del barrio completamente dormida, el viento en las persianas canta su melodía, alguien cruza el bulevar con la mirada perdida son los latidos de la noche, los tacones de María. Dónde vas siempre sin compañía, dónde irá triste María. Hace tiempo compartimos ciertos rincones de San Sebastián, cuatro paredes cerca del puerto y una cama mirando al mar, un segundo duró la tormenta el granizo arrastró nuestro ardor, sobre un charco ya en la calma su cara es un borrón. En aquel sitio no crecía dinero, almorzábamos besos con pan, cuando me fui la despensa vacía, en el fuego un cazo de sopa, de pronto la sombra en su rostro, sangre y lágrimas en el portal, un nuevo oficio de escaparate, su albornoz por única ropa. Dónde vas siempre sin compañía, dónde irá triste María. Qué dirá en la barra del bar cuando es mujer ya sin disfraz. Pobre María qué le dirán cuando ande por el barrio en busca de pan. Pasan los años vuelvo a Donosti un mes de Febrero, recorrí aquel sendero que conocíamos ella y yo, Kursaal, Victoria Eugenia, por lo viejo hasta el café, en nuestro árbol un corazón, la misma mierda en los rincones. Aquella noche el destino, me colocó frente a ella, "hola María cuéntame tus alegrías tus penas," tiene arrugas que han arado muchas voces, muchas manos, muchos cuerpos apresurados dejan recuerdo de sus braguetas. Dónde vas siempre sin compañía, dónde irá triste María. Qué dirá en la barra del bar cuando es mujer ya sin disfraz. Pobre María, qué le dirán cuando ande por el barrio en busca de pan. Cuando los niños se rían pronunciando su nombre, María. Se burlan, galleta, droga y virgen, María.

credits

released January 1, 2010

El disco “Paseo de la Esperanza” fue grabado entre febrero y noviembre de 2.009, en los estudios Macho Alpha Recordings en Madrid, con césar Valencia a los mandos de la nave.

Todos los instrumentos están grabados por Mario Cañadas a la percusión y por David Durán y César Valencia.

Todas las canciones están escritas por David Durán excepto Insomnio Blues, con letra de David Durán y música de César Valencia.

El tratamiento fotográfico, fotos y maquetación son de Mónica Andreva.

La contraportada y el concepto “Traviesías” son de Maria Urkijo.

Gracias a todos ellos por participar en esta primera Traviesía.

Dedicado a Mónica por su generosidad, su amor y su entrega, sin cuyo esfuerzo este trabajo no hubiera sido posible.

Y a mi madre y a mi hija, que son parte del mismo eslabón.


Correo: dduranmolina@yahoo.es
tfn. de contacto: 687 732 292.

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