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01. El Loco
04:06
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El Loco
El loco como cada mañana abandona la residencia a las nueve y veinte
sin intenciones ni itinerarios haciendo que toma fotografías
por única compañera lleva la risa, saluda sin conocer a la gente
y es libre hasta que le toca a las dos tomar su medicina.
Como no tiene dinero para el casino
entra a El Corte Inglés a la sección de niños
de todos los juguetes él se queda con la ruleta
le gusta hacerla girar vueltas y vueltas
y si no gano esta vez se dice
me quito el bigote
y me cambio el apodo de “El Loco”
por “El tonto del bote”.
Le gusta venir al bar donde trabajo a degustar el vino de garrafa
y disimula al pagar de menos la bebida haciéndose pasar por más loco que nunca
y se marcha a la estación de autobuses con ésa, su última victoria fuera de casa
y busca colillas entre equipajes, en papeleras, por las basuras.
El loco movido por un extraño impulso
una tarde hizo autostop en la Nacional-1
montó en un coche extranjero alegando que era turista
y dejó una ciudad huérfana de vida
y si no gano esta vez se dijo
me quito el bigote
y me cambio el apodo de “El Loco”
por “El tonto del norte”.
Asusta a las palomas luego les pide consejo
a los niños les gasta bromas canta en los trenes de obreros
prepara atracar un quiosco y repartir las chucherías
ver alegres los rostros aunque se nuble el día.
Con su marcha qué serios nos quedamos
no hay nadie que sonría en el urbano
y el resto de nosotros, los locos sin residencia
nos quedamos haciendo girar la misma ruleta
y si no gano esta vez me digo
me dejo el bigote
y me cambio el apodo de “El Loco”
por “El tonto del bote”.
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02. Si ella supiera
05:07
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Si ella supiera…
Cada noche en un pequeño cuarto
entre póster de los Ramones
hay alguien que distraído se acuesta
e ignora la tele.
De cara a la pared
susurra una oración entre dientes
a la ganadora de un concurso
de belleza local.
Minuciosamente la buscó
por los diarios comarcales
hizo un álbum con los recortes
que encontró por las revistas
y un cuadro con la foto oficial
en un marco de madera
y es lo primero que ve
al levantarse
Si ella supiera, ay, si ella supiera
que están tatuadas, muy cerca, sus iniciales del corazón
que cada encuentro le paraliza la palabra
que sus ojos son los que hablan,
si llegara a saberlo no dudaría en corresponder
esos silencios con un sirimiri de besos.
Se fuma su cigarro de secretos
y castillos de arena,
reinventa la historia que pudo ser
si le hubiera cogido la mano;
porque fue un despiste no decir nada
ahora guarda bajo llave mil frases
tesoros escondidos esperando,
ojalá, una nueva oportunidad.
Si ella supiera, ay, si ella supiera
no se borró el tatuaje, no se alivió su corazón
que cada encuentro le paraliza la palabra
que sus ojos son los que hablan
y él la mira su retrato de Reina del Barrio 2006
si ella supiera que está en la cabecera de su cama
si llegara a saberlo no dudaría en corresponder
esos silencios con un sirimiri de besos.
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3. |
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EL MUCHACHO DE LA GORRA
Aquella noche nunca dijeron que lloviera,
pero el agua caía en contra de los Nacionales.
Trasladaban a prisioneros de cárceles regionales
y en la plaza de toros les ponían entre rejas.
Pedro Luis uno más de los rojos, un joven carpintero
al buscarle dejó el martillo y les siguió.
Le apresaron y va de aquí p’allá de El Escorial a Badajoz,
pasó tres años humillado como tantos otros prisioneros.
En uno de estos traslados reconoció donde se encontraba,
era la plaza del pueblo vecino donde compraba la madera.
En un descuido de los guardas echó a correr por una ladera
iba a intentar llegar a su pueblo siguiendo el Guadiana.
Corre, Pedro corre, gritó el camarada Roberto
antes de que su voz callara por un disparo.
Escuchaba pasar las balas cuando se tiró bajo el puente
y al nadar libre lloró ahí se supo a salvo.
No sabemos si era de noche si era primavera
ni cómo estaba la temperatura del río.
En las horas de luz se escondía entre los cultivos,
fueron tres días de huida para él una vida entera.
Para Antonia él era el muchacho de la gorra
una campesina con la que hacía meses hablaba.
Casi le daba por muerto cuando le soñó una madrugada
le vió en el umbral mojado, débil y con los ojos en sombra.
Y déjenme soñar igual que aquella noche mi abuela
si él se salvó esta historia merece un bonito final.
Molina le vigilaba con el fusil preparado para disparar
mientras fumaba le indicó con la cejas por donde escapar, venga fuera.
Corre, Pedro corre...
Pedro Luis ya no está y con él perdimos
canciones, tantas historias y sus mandamientos.
Cuántas veces pretendo seguir su camino
y estoy perdido no sé por donde pisó el abuelo.
Aquel Octubre en que se iban a casar mis padres
treinta años después se reconocieron en seguida.
El uno era para el otro, el fantasma puntual de las visitas,
fumaron juntos lo que no pudieron aquellas tardes.
Llegaron a decir “mirad a los dos abuelos
nadie diría que lucharon cada uno en un bando
parece se conocieran desde hace mucho tiempo”
y ellos no hacen caso y hablan mientras lían tabaco.
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04. Insomnio blues
05:15
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Insomnio Blues
Si no tuviera que dormir ni de noche ni de día
tendríamos que aprender a soñar despiertos...
Vivir sería un programa sin interrupciones
sin tener que tragar anuncios tontos de compresas
trocaría la rutina por placeres que dejo a medias.
Escribiría miles de canciones a este amor desafinado
y junto al tazón del desayuno dejaría un “te quiero” por las mañanas
sería un astronauta extraviado por los lunares de tu espalda
buscaría en las estrellas los dibujos de tu piel.
Si no malgastara noches, si no tuviera que dormir
al parquímetro de la cama dejaría de echar mil horas
levantarían polvareda mis carreras por la playa.
Ocuparía butaca en las últimas sesiones de cine
me empadronaría en un poema, un beso o un parque
me inventaría quimeras y calores fugaces.
Intentaría ser un reincidente habitual en tu cama
mezclaría burbujas de champán con la espuma del baño
la arena del maldito reloj dormiría en una maceta
y la prisa sería el nombre de una flor.
Si no tuviera que dormir ni preocuparme por el descanso
volvería a mis discos de jazz, leería completo a Saramago
borraría siesta y pijama del diccionario.
Ordenaría mis montañas de discos por fecha de nacimiento
viajaría recorriendo con el dedo los mapas
me bebería una paga extra con viejos amigos.
Presenciaría un amanecer al día por lo menos
diseñaría castillos de arena, limpiaría el óxido de mi biografía
jugaría a reconocer animales en las nubes
me quedaría a tu lado viéndote dormir.
Aunque malgastara el leve duermevela después del amor
y me perdiera el placer del desayuno recién levantado
esquivando esta realidad evitaría tomas falsas de la noche
aunque a veces dormir traiga fotogramas dulces.
Si no tuviera que dormir ni de noche ni de día
tendríamos que aprender a soñar despiertos...
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5. |
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Una Mujer Llamada Guitarra
Yo también una vez tuve mi propia Amanda
montada en los columpios de la plaza
alguien que me esperaba como la buena de Penélope
tanta gente mirándola que no supo reconocerme.
Pero el cuento más repetido en mi autobiografía
son las mujeres que llegan tipo Eva María
se van buscando no sé si el sol o la playa
y me quedo con esa mujer llamada Guitarra.
Incluso conocí a Alicia casi con labios perfectos
me daba lo contrario por culpa del espejo
si yo pan ella tostadas, yo mantequilla ella mermelada
si yo cama ella se abrazaba fuerte a la almohada.
También quise probar la velocidad de una estrella
pedí billete una noche y volé con María en un cometa,
luego pasó a ser canción ya ni su cara recuerdo,
y mi guitarra celosa, llora al cantarla en cada concierto.
Hubo puertas que rebasé sin que abriera nadie
hubo viajes de los que debí volver mucho antes
pero siempre estaba, cerca de mi cama
sufriendo, paciente mi guitarra.
Soledad vino a mí para ocupar mis ratos libres
tan amplios que me daba tiempo a pasar tres gripes,
hubo Marietas que no me dieron ni una pizca de su olor
y yo allí con mi flor haciendo el gilipo...
Una relación sin baches aunque a veces hay enfados
pero al unirnos siempre lo hacemos con las dos manos
vuelvo a conectar con el dial de su alma;
yo me quedo con esa mujer llamada Guitarra.
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6. |
06. Triste María
05:19
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TRISTE MARÍA
Tenues luces pintan asfalto y paredes,
sin azúcar el café para una vida sin ilusiones,
en la penumbra se dan rimel tres o cuatro mujeres
los ojos son la puerta que reflejan corazones.
El alma del barrio completamente dormida,
el viento en las persianas canta su melodía,
alguien cruza el bulevar con la mirada perdida
son los latidos de la noche, los tacones de María.
Dónde vas siempre sin compañía, dónde irá triste María.
Hace tiempo compartimos ciertos rincones de San Sebastián,
cuatro paredes cerca del puerto y una cama mirando al mar,
un segundo duró la tormenta el granizo arrastró nuestro ardor,
sobre un charco ya en la calma su cara es un borrón.
En aquel sitio no crecía dinero, almorzábamos besos con pan,
cuando me fui la despensa vacía, en el fuego un cazo de sopa,
de pronto la sombra en su rostro, sangre y lágrimas en el portal,
un nuevo oficio de escaparate, su albornoz por única ropa.
Dónde vas siempre sin compañía, dónde irá triste María.
Qué dirá en la barra del bar cuando es mujer ya sin disfraz.
Pobre María qué le dirán cuando ande por el barrio en busca de pan.
Pasan los años vuelvo a Donosti un mes de Febrero,
recorrí aquel sendero que conocíamos ella y yo,
Kursaal, Victoria Eugenia, por lo viejo hasta el café,
en nuestro árbol un corazón, la misma mierda en los rincones.
Aquella noche el destino, me colocó frente a ella,
"hola María cuéntame tus alegrías tus penas,"
tiene arrugas que han arado muchas voces, muchas manos,
muchos cuerpos apresurados dejan recuerdo de sus braguetas.
Dónde vas siempre sin compañía, dónde irá triste María.
Qué dirá en la barra del bar cuando es mujer ya sin disfraz.
Pobre María, qué le dirán cuando ande por el barrio en busca de pan.
Cuando los niños se rían pronunciando su nombre, María.
Se burlan, galleta, droga y virgen, María.
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